domingo, 21 de octubre de 2012

NO PRESUMIR, SINO HACER

Se fingen muy ocupados los que no tienen en qué. Lo convierten todo en misterio sin ninguna gracia: son camaleones que se alimentan de aplausos, provocando mucha risa. Si la vanidad siempre causó enfado, aquí  risa: las hormiguitas del honor van mendigando hechos. El sabio no debe hacer ostentación ni de sus más importantes cualidades: hay que contentarse con hacer y dejar para otros el hablar. Que haga cosas, pero que no las pregone. No hay que alquilar una pluma de oro para que escriba sucias mentiras que nadie cree. Mejor es aspirar a ser un héroe que aspirar únicamente a parecerlo.

ACTUAR SIEMPRE COMO SI NOS VIERAN U OYERAN

El prudente considera que lo miran o que lo mirarán. Sabe que las paredes oyen y que lo mal hecho acaba saliendo a la luz. Aunque esté solo, actúa como si todo el mundo lo viera, porque sabe que todo se sabrá. Mira ya como testigos a los que, cuando se enteren, lo serán después. Quien desea que todos lo vean no se preocupa de que desde fuera lo puedan observar en su casa.